Cuando, camino de mi aposento, pasaba bajo los predestinados salones de la Torre de Comares, recordé un texto que solía emocionarme en los días de mi infancia: “El destino se sienta en la triste y oscura almena, y al abrirse la puerta para recibirme, una voz en ecos sombríos a través de los patios, va diciendo una hazaña sin nombre...” -en Cuentos de la Alhambra de W. Irving.
lunes, 29 de noviembre de 2010
Divagando
Son caminos, mapas, estratagemas, letras, palabras, miradas, algunos lugares en donde le busco. Le busco, a eso que no se que exactamente donde está, o lo que es, o como se llama, así que resignada, le llamo con miles de nombres y sentimientos y fragancias a flores frescas, mientras guardo los rastros y las pistas en trazos que dibujo en mis papeles, en mis recuerdos, en mis ideas, en mi subconsciente, esa republica independiente localizada en el centro de mi mente, demente, descatalogada y media perdida. Son caminos, notas musicales que viajan erráticas dibujando espirales ahora coloridas, que algún día espero que tomen forma y me dirijan a la verdad.
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