Cuando, camino de mi aposento, pasaba bajo los predestinados salones de la Torre de Comares, recordé un texto que solía emocionarme en los días de mi infancia: “El destino se sienta en la triste y oscura almena, y al abrirse la puerta para recibirme, una voz en ecos sombríos a través de los patios, va diciendo una hazaña sin nombre...” -en Cuentos de la Alhambra de W. Irving.
domingo, 11 de septiembre de 2011
We shall forget 9-11 once it for all.
En nombre de 9/11 se ha hecho demasiado mal. En vez de recordarlo, mejor sería dejarlo atrás en el 2001, donde debería estar. Fue espantoso, pero no fue el único, ni último, ni el primero y probablemente tampoco el más terrible asalto terrorista de la humanidad. Aquí el asunto es que le pasó a la gran águila y le destrozaron su ego. Mantienen la herida abierta en el corazón de la gente para justificar los últimos 10 años de sangre, dolor y depresión económica. We shall forget 9-11 once it for all.
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