lunes, 7 de octubre de 2013

Bitácora del camino de regreso por el laberinto de la procrastinación

Diario de la Máxima Caótica Procrastinación



Lunes, 7 de octubre de 2013.
3:30 pm -Bach (Alessandro Marcello concierto en D menor  BWV 947:II Adagio) 
Bien, mi hermana no está. ¡Tengo su habitación disponible por el resto del mes! Cómo no me puedo retirar a escribir en un velero, que cada día ancla en los distintos puertos de las Islas Griegas y me hacen ensaladas con frutas y nueces, o argula y mozzarella di buffala, acompañada con una botella de Dom Perignon (vamos, seamos un poco humildes, que hasta en la imaginación hay muchos gastos, un pinot grigio o un delicioso riesling alemán), pues lo hago aquí, en mi casa, en medio del ruido ambiental de la "Milla de Oro" y los proyectos de reparación y pintura del Condominio. Acompañada  por un ermitaño e histérico  estudiante de medicina, que permanece siempre en la habitación del lado, oculto  entre libros y presentaciones, con la necesidad extrema de que se le resuelvan cada una de sus responsabilidades diarias, para que disponga el tiempo suficiente para completar los trabajos a entregar, los exámenes, las rotaciones y cualquier otra tontería que se le ocurra a los profesores. 

Este maravilloso panorama es el que se perfila para completar la apacible atmósfera de mi zona  de trabajo. Por eso, aprecio que mi hermana pase todo el mes en Boston, a pesar de que sea mi única compañía en casa. Así, podré quedarme encerrada en su cuarto con: el ipod, la computadora, los libros, el ipad y una botella de agua, rogando que no me necesiten tanto. ¿Por qué necesito tanto preámbulo para sentarme a dedicarle tiempo a las cosas que me conciernen a mi? Pq yo soy la Máxima Caótica Procrastinación (quizás estoy procrastinando al escribir estas palabras).
la evolución entrópica- día uno (60% objetos de mi hermana)



Martes, 8 de octubre de 2013
3:39 am
en el diario de la Máxima Caótica Procrastinación


Luego de terminar la lectura de todo fragmento que pude encontrar disperso entre mi pendrive y el disco duro, me sentí confundida. Demasiadas piezas inconexas que al momento no me dejan vislumbrar nada. Al terminar me sentí ahogada y recurrí a Tristan e Isolda (James Franco, 2006). Vi las escenas románticas de la película alrededor de tres veces cada una, buscando inspiración. Al terminar, pensé en ver las escenas del Conde László de Almásy y Katherine Clifton, en El Paciente Inglés, pero opté por dejarlo para otra ocasión en que necesite un empujón para caer en el barranco de la imaginación. 

Volví a mirar mis papeles, las historias románticas del libro son bastante tristes y provocan mucho sufrimiento, cómo en todas las películas que no sean comedias románticas. Me pregunto ¿pq no sentimos tan identificados, hasta aferrarnos a historias de amor incomprendidas e inajustadas a los cánones de comportamiento moral y ético del "felices para siempre"? ¿Por qué esas son las que nos hacen llorar, las que queremos leer en los libros? A menos que se tenga 16 años y aun así... ¿Por qué leemos el Infierno de la Divina Comedia varias veces en la vida, y no el resto? Creo que nos gusta sufrir por amor o por añoranza, aunque sea en nuestras fantasías. Es más, solo en nuestras fantasías, no creo que una persona con tres dedos de frente desee meterse en una relación real basada en la añoranza de lo que no se tiene y jamás se logrará, ¿o si? Ni idea, no me gusta sentirme vulnerable, la vulnerabilidad me parece insana; respeto y temo a su ponzoña.  Pero eso es a la autora, al parecer la vulnerabilidad es congénita en todos mis personajes y a los personajes de muchísimos escritores. ¿Vaciaremos ciertas frustraciones de nuestras historias en estos cuentos, cómo a un exorcismo? ¿El lector privilegia este tipo de lectura (y ahora no hablo exactamente del amor, sino del vulnerabilidad causada por algún miedo) para poder verse a si mismo en un espejo de emociones a través de una máscara del no soy yo, es él... o ella? 
Creo que desvarío, debe ser que no he dormido en largas horas. "Anyways", como dice Ismael Serrano: "El alma tiene más habitaciones que un prostíbulo, que un hospital". Seguramente, cuando despierte en unas horas esta reflexión tonta me ayude a desarrollar algún aspecto de este escrito.

2 comentarios:

  1. Hola linda!
    Sé como es, yo también soy una terrible procrastinadora... buh.
    En cuanto a tu pensamiento, creo que puede ser porque no nos dejamos sentir nuestra propia vulnerabilidad, y es más fácil sentirla vicariamente por medio de los personajes.
    Saludos!

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  2. Si, ellos sienten dolor o felicidad según nosotros lo dictamos, y cuando cambiamos de capítulo o terminamos un libro todo acaba. En el caso de nosotros, no, las emociones siguen hasta que un buen día optan por marcharse pero ¿qué tal si nunca se marchan? ¡Gracias por visitar mi blog! :-D

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